Gonzalo Márquez Cristo

DESCENSO A LA LUZ

Gonzalo Márquez CristoLa noche es mi regreso. Transito el museo de la ausencia.
Todo sufrimiento es inútil para quien no persigue la poesía, para quien no alimenta con sus ojos a las águilas.
Ejercito la sed. Amo tan sólo a quienes no pude salvar.
Ya no existe una oscuridad que guíe nuestros sueños ni los fantasmas del deseo inconcluso; sólo el abyecto intercambio que ha remplazado al rito.
Ya no busco, pierdo...
Y ni siquiera encuentro lugar en el asombro.
No puedo olvidar más. Ni pretendo saber las tres respuestas ocultas por la muerte.
Aquí nadie carece del odio necesario para recobrar el paraíso, ni confiesa su ruda caída en el día.
Debo ser sombra o grito. Retorno o nacimiento.
Cada origen decretará la abolición del yo.
Es entonces cuando la respiración será verde.
Y aunque todo se lo deba al dolor... Avanzo: caigo. Elijo los caminos que no tienen final. Las voces que incendian las tinieblas. El poema.
Tú lo sabes, cuerpo estremecido:
No es en el tiempo donde he puesto mis palabras.

CITA DE LA TIERRA

Lo tenía todo hasta que llegó la palabra.
Durante la vigilia conocí el grito azul. Probé todas las máscaras incluidas las del tú. Esperé que mi pobreza me hiciera libre y delaté a aquellos que decidieron heredar los desiertos.
Los señalé con mano de sal y deserté de la luz.
La sublevación del deseo nos dejó a la intemperie.
Imitamos la palidez de la luna y curamos la herida del insomnio con la ventana trémula de un cuerpo desnudo.
Las lágrimas, el miedo, las visiones, y todo lo que será recuerdo, me forzó a la fuga de mi rostro.
La tierra citó a sus testigos y los árboles fueron leídos por el viento. El fuego nuevamente interrogó nuestros sueños.
La sangre del amanecer cayó en mi pecho y padecí el cruel reinado de las horas.
No sé cuánto más debo perder para que me sea develado el poema. No sé cuál es la sed que debo atizar para continuar en la respiración. Eludí las rutas propuestas por el sol. Bauticé todo lo perdido. Habité la Edad del grito. Emprendí el camino hacia mi voz.

Y ahora, cuando cierro los ojos, alguien regresa a la vida.

Nació en Bogotá, Colombia, en 1963. Ha publicado dos ediciones del poemario Apocalipsis de la rosa (Quimera del Oro, 1988 - Hojas Sueltas, 1990); la novela Ritual de títeres (ganadora de Beca Colcultura en 1990: Tiempos Modernos Editores, 1992); El Tempestario y otros relatos (Común Presencia Editores, 1998); La palabra liberada (Colección Los Conjurados; Tres ediciones, Bogotá, 2001, 2005 y 2007), la antología Liberación del origen (Universidad Nacional de Colombia, 2003) y Oscuro Nacimiento (Primera Mención concurso nacional José Manuel Arango, Colección Los Conjurados, Tres ediciones, Bogotá, 2005, 2006 y 2007). En 1989 participó en la fundación de la revista cultural Común Presencia (reconocida con Beca Colcultura a mejor publicación cultural del país, 1992), de la cual es su director. Es fundador del semanario virtual Con-Fabulación que llega actualmente a 40.000 lectores. Obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Maurice Blanchot con su trabajo “La pregunta del origen”.Es creador y coordinador de la colección internacional de literatura Los Conjurados, actualmente distribuida en cinco países. Varios de sus poemas y relatos han sido traducidos al inglés, francés, árabe, italiano, portugués y braille. Sus poemas y cuentos han sido publicados en 22 antologías.

Su obra ha sido comentada por importantes poetas y pensadores de nuestro tiempo como: E.M. Cioran, Roberto Juarroz, Antonio Gamoneda, José Ángel Valente, Fernand Verhesen, António Ramos Rosa, Alfredo Silva Estrada, Claude Fell, Roger Munier, Olga Orozco, Eugenio Montejo, Claude Michel Cluny, Martha Canfield, Franco Volpi, Jorge Rodríguez Padrón, Marco Antonio Campos...

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